El precio de la luz en el último año: ¿Por qué no para de subir y qué nos espera?

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Juan Francisco Sierra

Si has abierto tu factura de la luz recientemente y te has llevado las manos a la cabeza, no estás solo. En los últimos doce meses, el mercado energético ha vivido una auténtica montaña rusa que ha afectado directamente al bolsillo de millones de hogares y empresas. La sensación general es clara: encender el interruptor es cada vez más caro.

Pero, ¿Qué ha pasado exactamente en este último año para que la electricidad se convierta en una de las principales preocupaciones de la economía doméstica?

La "tormenta perfecta" del sector energético

El incremento del precio de la luz no se debe a una única causa, sino a la combinación de varios factores globales y locales que han creado una situación de tensión en el mercado:

  1. El precio del gas: Aunque intentamos movernos hacia energías renovables, el gas sigue siendo necesario para producir electricidad cuando no hay sol o viento. Los conflictos geopolíticos internacionales han disparado su precio, y eso arrastra al alza el coste final de la luz.
  2. Derechos de emisión de CO2: Las políticas europeas para frenar el cambio climático obligan a las empresas a pagar por contaminar. El precio de estos "derechos" ha subido drásticamente, un coste que las generadoras trasladan a la factura final.
  3. Climatología extrema: El último año ha estado marcado por periodos de sequía (menos energía hidráulica) y olas de calor (mayor demanda de aire acondicionado), lo que tensa la red y sube los precios.

De la estabilidad a la volatilidad

Lo más preocupante de este último año no ha sido solo que el precio medio haya subido, sino la inestabilidad. Hemos visto meses donde el precio del megavatio hora (MWh) se disparaba a récords históricos, seguidos de caídas repentinas.

Esta volatilidad ha hecho que muchos usuarios con tarifas reguladas (PVPC) sufran variaciones enormes mes a mes. Por otro lado, aquellos en el mercado libre han visto cómo, al renovar sus contratos anuales, las comercializadoras actualizaban los precios con subidas considerables para cubrirse las espaldas ante la incertidumbre del mercado.

¿Qué podemos esperar y qué podemos hacer?

Los expertos coinciden en que, aunque se espera cierta moderación, los precios de la energía difícilmente volverán a los niveles de hace cinco años a corto plazo. La transición energética es un proceso largo y costoso.

Sin embargo, esto no significa que tengamos que resignarnos a pagar facturas desorbitadas. En un escenario de precios altos, la diferencia entre una buena y una mala tarifa es abismal.

Mientras que algunos consumidores siguen pagando precios antiguos o penalizaciones por no revisar sus contratos, las comercializadoras están lanzando constantemente nuevas ofertas para captar clientes. El problema es que, entre tanta oferta, letra pequeña y descuentos temporales, es difícil saber cuál es la real.

La clave: No te conformes, compara

La lección más importante que nos deja este último año es que la fidelidad a tu compañía de luz ya no paga. La mejor forma de protegerte contra las subidas es ser un consumidor activo.

Revisar tu potencia contratada, mejorar la eficiencia energética de tu hogar y, sobre todo, analizar tu factura actual frente a las ofertas del mercado es la única manera de asegurarte de que no estás pagando de más. A veces, el ahorro no está en apagar la luz, sino en cambiar quién te la cobra.